Salvación (Adviento -1)

            Ahora, en el siglo veintiuno uno, tenemos necesidad urgente de ser salvados: de las divisiones, los odios, las guerras; de la soledad, la pobreza, las enfermedades; de las ambiciones y las injusticias, de las pasiones no controladas que nos envilecen... Con nuestras propias fuerzas no encontramos el camino de la salvación << Los días antes del diluvio la gente comía, bebía y se casaba. (...) No se habían dado cuenta de nada, cuando les sorprendió el diluvio y los arrastró a todos. Igual pasará al advenimiento del Hijo del hombre >> ¿Y la salvación definitiva, la de la muerte, la de la pervivencia después de ella?
            La salvación total, en todos los sentidos, nos tiene que venir de fuera, nos ha de ser dada, pero debemos estar dispuestos  a recibirla: << Venid, subamos al monte del Señor, a la casa del Dios de Jacob, que nos enseñe sus caminos y marcharemos por sus sendas. (...) El pondrá paz entre las naciones y apaciguará todos los pueblos >>.
            La presencia del Señor, su proximidad, su luz, la buena acogida al Mesías nos hará entender y exclamar desde el fondo del corazón: << Hoy tenemos la salvación más cerca >>, y tendremos fuerzas para << despojarnos de las obras propias de la oscuridad y comportarnos dignamente como en pleno día >>. << Porque se ha hecho tan mío yo lo libraré y lo protegeré porque conoce mi nombre >>

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