<<Entonces comenzó Jesús a predicar diciendo: "Convertíos, porque está cerca el Reino de los cielos ">>. Solamente la conversión personal y colectiva puede llevar al discernimiento. Si no se produce la conversión, tanto los responsables políticos como el pueblo raso se hundirán cada vez más en el marasmo de una situación incontrolable y vergonzosa.
La conversión personal (el rechazo del mal y la opción por el bien) es la respuesta: << El pueblo que caminaba en tinieblas vio una luz grande>>. Jesús no ha venido a doblar voluntades, sino a iluminarlas para que la gente pueda discernir y decidir libremente, como lo hace él: << Al enterarse Jesús de que habían arrestado a Juan, se retiró a Galilea. Dejando Nazaret, se estableció en Cafarnaún>>. Para rehuir la furia de Herodes y terminar de llevar a cabo su misión. Ni los políticos ni una buena parte del pueblo parecen tener voluntad, por ahora, de querer convertirse. Mientras tanto, nadie podrá repetir de nosotros el dicho de Isaías: << El pueblo que caminaba en tinieblas vio un a luz grande; habitaban en tierras de sombras y una luz les brilló>>.
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