En toda vida humana hay un tiempo para el dolor. Dolor físico por la composición material degradante y corruptible de nuestro cuerpo, y dolor psíquico y espiritual porque el espíritu, formando unidad indisoluble con el cuerpo, está condicionado a las variaciones y a la fragilidad de éste. Encontramos en el libro de Job: << Mi herencia son meses baldíos, me asignan noches de fatiga>>. Y en el Evangelio de Marcos leemos: << Al anochecer, cuando se puso el sol, le llevaron todos los enfermos y endemoniados. (...) Curó a muchos enfermos de diversos males, y expulsó muchos demonios >>.
El dolor, bien asumido, y suportado con valentía y esperanza, nos sirve de una pedagogía excelente, que nos obliga a salir de la irreflexión y de la superficialidad. Ya no somos lo que pensábamos ser. Se ha derrumbado nuestra fortaleza, nos sentimos vulnerables y ha comenzado a perder fuerza el egocentrismo, donde quizás, vivíamos instalados. El sufrimiento nos obliga suavemente a ver a los otros con una disposición nueva, porque de ellos esperamos ayuda y consuelo. Ahora empezamos también a entender el dolor ajeno y sentimos nacer en nosotros un afecto compasivo por todos los que sufren, y la voluntad de hacernos cercanos a ellos para aliviarlos.
A menudo, el sufrimiento abre la puerta a la oración humilde y sincera y a la confianza en Dios, como refugio seguro. Como el salmista, cuando dice: << Alabad al Señor, que la música es buena. (...) El sana los corazones destrozados y venda las heridas. (...) El Señor sostiene a los humildes >>. O también ocurre que, ante una tarea que se presenta llena de obstáculos y sufrimientos, aparezca en nuestro interior un coraje desconocido y una disposición a toda prueba, para alcanzar el objetivo que nos proponemos. San Pablo lo confiesa diciendo: << Siendo libre como soy, me he hecho esclavo de todos para ganar a los más posibles>> ¿Podremos decir alguna vez como el mismo Pablo: << Hago todo esto por el Evangelio, para participar yo también de sus bienes>.
Imprimir artículo
Presentación
Presentación
Mosén Enric Prat presenta estas nuevas Homilías, totalmente diferentes de las ya conocidas (www.bisbaturgell.org - homilias dominicales). Son diferentes en el contenido, en el estilo y en la extensión. Cada Homilía contiene una sola idea, la expresada en el título. La breve argumentación se basa casi únicamente en los textos litúrgicos del día. Creemos que estas homilías pueden facilitar a cada interesado la preparación de la suya propia; o como guión de un comentario más espontáneo. La mejor utilización, sin embargo, la encontrará cada usuario interesado. Posiblemente, otras personas además de los predicadores, encontrarán en estos escritos la ocasión de profundizar en el sentido íntimo de la Palabra de Dios en la Liturgia, y de saborear el consuelo espiritual que nos ofrece. Sea todo ello para alabanza de Dios y a beneficio espiritual y humano de cuantos quieran hacer uso de este medio. Muchas gracias.
Terminada la publicación en este BLOG de las NUEVAS HOMLIAS, me atrevo a proponer a los amables usuarios una nueva Etiqueta: EL RINCON DE LA MISTICA. La mística, no en su vertiente de hechos extraordinarios, como el éxtasis, la levitación, las locuciones o las visiones, sino como alternativa a la ascética, con la atención puesta en las obras de San Juan de la Cruz y en el autor anónimo del libro lA NUBE dEL NO SABER. La ascética se basa en el razonamiento, el esfuerzo y el protagonismo personal. La mística abandona todo protagonismo personal para atribuirlo sólo a Dios, de acuerdo con lo que recomienda el Salmo 36: Encomienda al Señor tus caminos; confía en él, déjalo hacer. O respondiendo a la oferta de Ap.3,20: He aquí, yo estoy a la puerta y llamo, si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo. El místico recibe, por medio de la iluminación que le es dada, una noticia nueva de la naturaleza de Dios, que es oscura e inexplicable. Los autores la llaman docta ignorancia o rayo de tiniebla. Este trabajo, que ha sido publicado en la revista l’Església d’Urgell y con una buena aceptación por parte de muchos lectores, puede ser útil para la lectura y meditación particular, y también como herramienta de trabajo para grupos de oración, de formación espiritual o de catequistas. Gracias!
Terminada la publicación en este BLOG de las NUEVAS HOMLIAS, me atrevo a proponer a los amables usuarios una nueva Etiqueta: EL RINCON DE LA MISTICA. La mística, no en su vertiente de hechos extraordinarios, como el éxtasis, la levitación, las locuciones o las visiones, sino como alternativa a la ascética, con la atención puesta en las obras de San Juan de la Cruz y en el autor anónimo del libro lA NUBE dEL NO SABER. La ascética se basa en el razonamiento, el esfuerzo y el protagonismo personal. La mística abandona todo protagonismo personal para atribuirlo sólo a Dios, de acuerdo con lo que recomienda el Salmo 36: Encomienda al Señor tus caminos; confía en él, déjalo hacer. O respondiendo a la oferta de Ap.3,20: He aquí, yo estoy a la puerta y llamo, si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo. El místico recibe, por medio de la iluminación que le es dada, una noticia nueva de la naturaleza de Dios, que es oscura e inexplicable. Los autores la llaman docta ignorancia o rayo de tiniebla. Este trabajo, que ha sido publicado en la revista l’Església d’Urgell y con una buena aceptación por parte de muchos lectores, puede ser útil para la lectura y meditación particular, y también como herramienta de trabajo para grupos de oración, de formación espiritual o de catequistas. Gracias!
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario