La libertad total y completa
tendría dos caras: el pasado y el
presente, que incluye intención de futuro. Evidentemente, no podemos volver
atrás y anular el bien o el mal que hemos decidido hacer, pero tenemos la
facultad de ratificar aquella decisión o rechazarla. Por tanto, podemos rehacer
nuestro pasado responsable si, revisándolo, nos convertimos y rechazamos todo
lo que hay de negativo en nuestra vida. Es la libertad retrospectiva: <<
Si el malvado se convierte, deja de hacer el mal y obra en justicia y bondad,
salvará su vida >>.
Actuando en sentido contrario, si hemos obrado el bien,
pero nos permitimos degradar nuestra vida y, dejando de hacer el bien, borramos
el sentido moral de nuestra vida anterior empezando a hacer el mal, invalidamos
nuestro pasado. << Si el justo deja de hacer el bien, comete el mal y
muere, morirá por su culpa >>. El camino de la perversión tiene lugar
cuando nuestra libertad vuelve atrás, se desdice del bien que ha hecho y
comienza a obrar el mal.
Es, quizá, el sentido
profundo de aquella sentencia de Jesús: << Os aseguro que los publicanos
y las prostitutas os llevan la delantera en el camino del Reino de Dios, porque
vino Juan a vosotros enseñándoos de la justicia y no le creísteis, en cambio
los publicanos y las prostitutas le
creyeron. Y aun después de ver esto, vosotros no recapacitasteis ni le creísteis>>.
Todas aquellas personas han obrado el
mal, pero han visto la luz, han conocido la misericordia de Dios y han creído.
Ahora, quieren obrar el bien y se sienten acogidos por el amor de Dios.
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