Los
pastores, dentro de la Iglesia, somos los que, en diversos grados, hemos
recibido y aceptado el encargo de anunciar la Buena Nueva, de iluminar las conciencias
a la luz del Evangelio, de administrar los Sacramentos, que son medios de
salvación, y de acompañar a los creyentes en su itinerario hacia Dios. Para el
cumplimiento de este ministerio no nos basta poseer la competencia -diríamos
profesional- como son el conocimiento suficiente sobre Teología, Liturgia, Catequesis,
y las normas de vida cristiana, sino que se nos pide, además, que nuestra vida
esté en consonancia con el mensaje que enunciamos. Contrariamente, estamos
abocados al resultado contrario del que pretendemos: <<Os apartasteis del
camino, habéis hecho tropezar a muchos en la ley >>.
Es aleccionadora para nosotros la
actitud de servicio amoroso de San Pablo: <<Os tratamos con delicadeza,
como la madre cuida de sus hijos>>. El pastor con actitud de servicio nunca
exige más de lo necesario, y siempre lo hace pasando adelante amorosamente con
su comportamiento. Nunca imita a los maestros de la ley y a los fariseos:
<<Les gustan los primeros puestos
en los banquetes y los asientos de honor en las sinagogas>>.
Los fieles conscientes y responsables,
por su parte, saben ayudar a su pastor: le comprenden, porque saben que es de
su misma naturaleza débil, le perdonan porque ellos también son pecadores, y le
quieren porque saben que está a su servicio. Como en el caso de San Pablo: <<Os
teníamos tanto cariño que deseábamos entregaros no sólo el Evangelio, sino
nuestras propias personas, porque os habéis ganado nuestro amor>>. Los
fieles comprenden las limitaciones y los defectos de su pastor, porque cada uno
de ellos, a su vez, sufre las propias limitaciones y defectos. Sirve de ayuda y consuelo para el pastor la
buena disposición para la acogida de toda acción pastoral y de la predicación,
como pasó en Tesalónica con S. Pablo: << Al recibir la palabra de Dios,
que os predicamos, la acogisteis no como palabra de Hombres, sino cual es en
verdad, como palabra de Dios>>.
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