Los sufrimientos, de una manera esporádica y a veces persistente, forman parte de nuestra vida ordinaria. ¡Ojalá pudiéramos sacar de ellos algo positivo! De lo contrario se convierten en fuente de amargura, o quizás incluso, en causa de irritación y de protesta, que nos rebaja moralmente y se contagia a los que viven cerca de nosotros, haciéndoles sufrir también. Escuchamos con gratitud unas palabras de San Pablo: << El, a pesar de ser Hijo, aprendió, sufriendo, a obedecer>>. Si para Jesús el sufrimiento fue escuela de aprendizaje para su vida, lo puede ser evidentemente, también para nosotros, ayudándonos a salir del apego a nosotros mismos y a las cosas, para abrirnos a la verdad y al bien; a la voluntad de Dios.
Si el sufrimiento, aceptado con naturalidad y fortaleza, nos ayuda a vaciarnos de cargas inútiles, inmediatamente nos dispone a recibir el don de Dios, necesario para el cambio profundo que necesitamos. Entonces se podrá cumplir el oráculo de Jeremías cuando escribe: << Dice el oráculo del Señor: Meteré la ley en su pecho, la escribiré en sus corazones; yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo>>. Que Dios sea nuestro (nuestro Dios) y nosotros seamos verdaderamente suyos, es el único objetivo absoluto de nuestra vida; solamente a nuestro alcance, si Dios ha puesto su ley en nuestro interior.
El cambio que necesitamos y que Dios nos pide, es radical. Es pasar de una vida egoísta y mundanal a una de generosa y celestial; dejar un estilo de vida que parece agradarnos, porque es la única que conocemos, para llegar a una manera de vivir que ahora desconocemos y que nos ha sido ofrecida. Dice Jesús: <<El que se ama a sí mismo se pierde, y el que se aborrece a sí mismo en este mundo se guardará para la vida eterna >>. Ahora bien, pasar de una vida a otra conlleva un sufrimiento semejante a la muerte. Añade Jesús: << Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo; pero si muere, da mucho fruto >>. Y explicando cómo debería ser su sufrimiento y qué fruto se cosecharía de él, concluye: <<Y cuando yo sea elevado sobre la tierra atraeré a todos hacia mí >>. Así será el fruto de nuestro sufrimiento, si lo vivimos serena y positivamente, con firme coraje, y mirando hacia la nueva vida que esperamos.
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Presentación
Presentación
Mosén Enric Prat presenta estas nuevas Homilías, totalmente diferentes de las ya conocidas (www.bisbaturgell.org - homilias dominicales). Son diferentes en el contenido, en el estilo y en la extensión. Cada Homilía contiene una sola idea, la expresada en el título. La breve argumentación se basa casi únicamente en los textos litúrgicos del día. Creemos que estas homilías pueden facilitar a cada interesado la preparación de la suya propia; o como guión de un comentario más espontáneo. La mejor utilización, sin embargo, la encontrará cada usuario interesado. Posiblemente, otras personas además de los predicadores, encontrarán en estos escritos la ocasión de profundizar en el sentido íntimo de la Palabra de Dios en la Liturgia, y de saborear el consuelo espiritual que nos ofrece. Sea todo ello para alabanza de Dios y a beneficio espiritual y humano de cuantos quieran hacer uso de este medio. Muchas gracias.
Terminada la publicación en este BLOG de las NUEVAS HOMLIAS, me atrevo a proponer a los amables usuarios una nueva Etiqueta: EL RINCON DE LA MISTICA. La mística, no en su vertiente de hechos extraordinarios, como el éxtasis, la levitación, las locuciones o las visiones, sino como alternativa a la ascética, con la atención puesta en las obras de San Juan de la Cruz y en el autor anónimo del libro lA NUBE dEL NO SABER. La ascética se basa en el razonamiento, el esfuerzo y el protagonismo personal. La mística abandona todo protagonismo personal para atribuirlo sólo a Dios, de acuerdo con lo que recomienda el Salmo 36: Encomienda al Señor tus caminos; confía en él, déjalo hacer. O respondiendo a la oferta de Ap.3,20: He aquí, yo estoy a la puerta y llamo, si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo. El místico recibe, por medio de la iluminación que le es dada, una noticia nueva de la naturaleza de Dios, que es oscura e inexplicable. Los autores la llaman docta ignorancia o rayo de tiniebla. Este trabajo, que ha sido publicado en la revista l’Església d’Urgell y con una buena aceptación por parte de muchos lectores, puede ser útil para la lectura y meditación particular, y también como herramienta de trabajo para grupos de oración, de formación espiritual o de catequistas. Gracias!
Terminada la publicación en este BLOG de las NUEVAS HOMLIAS, me atrevo a proponer a los amables usuarios una nueva Etiqueta: EL RINCON DE LA MISTICA. La mística, no en su vertiente de hechos extraordinarios, como el éxtasis, la levitación, las locuciones o las visiones, sino como alternativa a la ascética, con la atención puesta en las obras de San Juan de la Cruz y en el autor anónimo del libro lA NUBE dEL NO SABER. La ascética se basa en el razonamiento, el esfuerzo y el protagonismo personal. La mística abandona todo protagonismo personal para atribuirlo sólo a Dios, de acuerdo con lo que recomienda el Salmo 36: Encomienda al Señor tus caminos; confía en él, déjalo hacer. O respondiendo a la oferta de Ap.3,20: He aquí, yo estoy a la puerta y llamo, si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo. El místico recibe, por medio de la iluminación que le es dada, una noticia nueva de la naturaleza de Dios, que es oscura e inexplicable. Los autores la llaman docta ignorancia o rayo de tiniebla. Este trabajo, que ha sido publicado en la revista l’Església d’Urgell y con una buena aceptación por parte de muchos lectores, puede ser útil para la lectura y meditación particular, y también como herramienta de trabajo para grupos de oración, de formación espiritual o de catequistas. Gracias!
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