Para acercarnos de alguna manera al conocimiento de Dios y de sus misterios, la Santa Biblia emplea, a menudo, comparaciones con cosas que conocemos bien, y utiliza símbolos concretos, fuertemente expresivos, que además de iluminar el conocimiento, mueven la voluntad a actuar. Es por ello que encontramos en la Liturgia que se refiere al Espíritu Santo un simbolismo abundante, adornado de belleza y de fuerza:
a) El símbolo de la paloma. El mismo libro del Génesis nos habla del Espíritu de Dios aleteando sobre las aguas, haciéndose presente en la creación, separando los elementos, propiciando el comienzo de la vida, poniendo en marcha el proceso que hará de la tierra un planeta exuberante de vida y de hermosura. El mismo símbolo de la paloma, con el ramo de olivo, marca el fin del diluvio y el comienzo de la humanidad nueva, que el Espíritu del Señor propiciará. En el Nuevo Testamento, en el Bautismo de Jesús, el Espíritu Santo se hace presente en forma de paloma, como para hacer efectivo solemnemente el comienzo de la vida pública de Jesús.
b) El símbolo del viento: << De repente, un ruido del cielo, como un viento recio, sonó en toda la casa donde se encontraban>>. El viento despierta del sopor y del adormecimiento y lo pone todo en marcha, tal como lo hizo el Espíritu Santo con los apóstoles, dispersándolos por todo el mundo; y tal como lo quiere hacer con nosotros para arrancarnos de la tibieza espiritual. El viento del Espíritu sopla con suavidad o con fuerza en nuestro espíritu, para que se mueva en busca de la vida verdadera.
c) El símbolo del fuego: << Vieron aparecer unas lenguas, como llamaradas, que se repartieron, posándose encima de cada uno. Se llenaron todos del Espíritu Santo y empezaron a hablar en lenguas extranjeras >>. El símbolo del fuego significa luz para la mente del fiel y fuerza para su voluntad. Fue el fervor y dinamismo que caracterizó la vida misionera de los apóstoles y de las primeras comunidades, y que mueve ahora los corazones de los misioneros y de las demás personas consagradas al servicio de los hermanos necesitados. El símbolo del fuego significa también la presencia del Espíritu Santo en nuestra vida, alumbrando el camino y abasteciendo nuestra voluntad con determinación y coraje para seguir al Maestro hasta el fin.
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Presentación
Presentación
Mosén Enric Prat presenta estas nuevas Homilías, totalmente diferentes de las ya conocidas (www.bisbaturgell.org - homilias dominicales). Son diferentes en el contenido, en el estilo y en la extensión. Cada Homilía contiene una sola idea, la expresada en el título. La breve argumentación se basa casi únicamente en los textos litúrgicos del día. Creemos que estas homilías pueden facilitar a cada interesado la preparación de la suya propia; o como guión de un comentario más espontáneo. La mejor utilización, sin embargo, la encontrará cada usuario interesado. Posiblemente, otras personas además de los predicadores, encontrarán en estos escritos la ocasión de profundizar en el sentido íntimo de la Palabra de Dios en la Liturgia, y de saborear el consuelo espiritual que nos ofrece. Sea todo ello para alabanza de Dios y a beneficio espiritual y humano de cuantos quieran hacer uso de este medio. Muchas gracias.
Terminada la publicación en este BLOG de las NUEVAS HOMLIAS, me atrevo a proponer a los amables usuarios una nueva Etiqueta: EL RINCON DE LA MISTICA. La mística, no en su vertiente de hechos extraordinarios, como el éxtasis, la levitación, las locuciones o las visiones, sino como alternativa a la ascética, con la atención puesta en las obras de San Juan de la Cruz y en el autor anónimo del libro lA NUBE dEL NO SABER. La ascética se basa en el razonamiento, el esfuerzo y el protagonismo personal. La mística abandona todo protagonismo personal para atribuirlo sólo a Dios, de acuerdo con lo que recomienda el Salmo 36: Encomienda al Señor tus caminos; confía en él, déjalo hacer. O respondiendo a la oferta de Ap.3,20: He aquí, yo estoy a la puerta y llamo, si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo. El místico recibe, por medio de la iluminación que le es dada, una noticia nueva de la naturaleza de Dios, que es oscura e inexplicable. Los autores la llaman docta ignorancia o rayo de tiniebla. Este trabajo, que ha sido publicado en la revista l’Església d’Urgell y con una buena aceptación por parte de muchos lectores, puede ser útil para la lectura y meditación particular, y también como herramienta de trabajo para grupos de oración, de formación espiritual o de catequistas. Gracias!
Terminada la publicación en este BLOG de las NUEVAS HOMLIAS, me atrevo a proponer a los amables usuarios una nueva Etiqueta: EL RINCON DE LA MISTICA. La mística, no en su vertiente de hechos extraordinarios, como el éxtasis, la levitación, las locuciones o las visiones, sino como alternativa a la ascética, con la atención puesta en las obras de San Juan de la Cruz y en el autor anónimo del libro lA NUBE dEL NO SABER. La ascética se basa en el razonamiento, el esfuerzo y el protagonismo personal. La mística abandona todo protagonismo personal para atribuirlo sólo a Dios, de acuerdo con lo que recomienda el Salmo 36: Encomienda al Señor tus caminos; confía en él, déjalo hacer. O respondiendo a la oferta de Ap.3,20: He aquí, yo estoy a la puerta y llamo, si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo. El místico recibe, por medio de la iluminación que le es dada, una noticia nueva de la naturaleza de Dios, que es oscura e inexplicable. Los autores la llaman docta ignorancia o rayo de tiniebla. Este trabajo, que ha sido publicado en la revista l’Església d’Urgell y con una buena aceptación por parte de muchos lectores, puede ser útil para la lectura y meditación particular, y también como herramienta de trabajo para grupos de oración, de formación espiritual o de catequistas. Gracias!
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