San Pablo, a los Gálatas, les propone la dirección contraria: << Para vivir en libertad, Cristo nos ha liberado. Por tanto manteneos firmes, y no os sometáis de nuevo al yugo de la esclavitud. Hermanos, vuestra vocación es la libertad. (…)Andad según el Espíritu y no realicéis los deseos de la carne. (…) En cambio, si os guía el Espíritu, no estáis bajo el dominio de la ley>>. ¿Se podría decir nada más sensato a la gente de nuestro tiempo?
Jesús es el único verdadero liberador del hombre. Su doctrina se encamina íntegramente a abrir paso a un hombre nuevo totalmente libre de todas las ataduras: << Alguien le dijo: "Te seguiré adonde vayas". Jesús le respondió. "Las zorras tienen madriguera y los pájaros nido, pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza>>. Él, que es verdaderamente libre, no tiene nada donde agarrarse. Si queremos ir con él en libertad, él nos muestra el camino. Incluso los lazos de la familia pueden retener: <<A otro le dijo: "Sígueme”. El respondió:”Te seguiré, Señor. Pero, déjame primero despedirme de mi familia". Jesús le respondió: "El que echa mano al arado y sigue mirando atrás no vale para el reino de Dios >>. Si alguien ha empezado a liberarse, que no vuelva atrás porque recaerá irremisiblemente en la esclavitud.
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