Siento extrañeza y
admiración por todo: por las termitas, con sus nidos rascacielos faunísticos,
dieta preferida del oso hormiguero; siento sorpresa por la esbelta gacela abatida
por la fuerza bruta del incomparable leopardo; por pájaro pescador y el pez
atrapado con la velocidad del relámpago; por el largo cuello de las jirafas y
la trompa multiusos del elefante; por la velocidad del guepardo y por el panda
tranquilo; por la inmensidad del universo y por los años infinitos (?) de su
existencia; por la suavidad de la oxigenación de la vida y por la bravura feroz
del huracán y el ciclón.
Pero aún siento más sorpresa y
admiración por la raza humana que ha conquistado la tierra y ahora,
inconscientemente la destruye a marchas forzadas; que es capaz de seguir el
curso de los cuerpos celestes, pero no de resolver los problemas domésticos;
que puede vivir y morir por ideales sublimes o rebajarse a la más denigrada
abyección; que es capaz de amar a los semejantes hasta emplear la vida para
ayudarles y servirles y también de odiarlos hasta la destrucción encarnizada;
que, en algunos casos, se eleva en el espíritu como si fuera un ángel y en
otros se arrastra hasta más abajo del último peldaño de la fauna salvaje.
Me extraña y causa admiración la
historia de las religiones que oscila entre el fanatismo para sufrir el martirio, y
el proselitismo y la intransigencia más radical. Me extraña y me sorprende la
humillación de pueblos enteros hasta la destrucción, y la capacidad de renacer
de las propias cenizas.
Por encima de todo, pero, me
interpela la presencia real de Dios,
Fuente de toda existencia y de toda vida, y su ausencia tan lacerante que,
siendo sólo aparente, se vive como si fuera del todo real. Me extraña que
siendo uno, pueda ser al mismo tiempo tres personas (ser uno y no uno a la
vez); que pueda empezar a ser lo que no era (hombre), él que es esencialmente
inmutable, sin dejar de ser lo que ya era (Dios). Por último, me sorprende que
el Incomprensible y Inalcanzable pueda ser definido y explicado
sistemáticamente en los tratados de Teología, y concretado en dogmas
obligatoriamente confesables. Ahora es cuando surge espontáneamente el acto de
fe en el "todo", que procede del "Todo", sin necesidad de
que se puedan encontrar explicaciones idóneas para rl intelecto humano.
¿No es esta situación en que me
encuentro lo que se llama Teología Mística, donde llegaron de una manera
admirable algunos filósofos griegos, como Platón y más explícitamente Plotino y Proclo?
Inspirados en ellos y manteniendo el mejor respeto religioso por la Biblia, ¿no
dieron cuerpo definitivo a aquella Teología San Gregorio de Nisa, El Pseudo
Dionisio, nuestros grandes místicos Juan de la Cruz, Santa Teresa de Ávila y
muchos otros personajes de la edad media? Así se expresa Dionisio en el primer
capítulo de su Teología mística: "Deja de lado tu entender y esfuérzate
para subir lo más que puedas hasta unirte con Aquel que está más allá de todo
ser y de todo saber. Porque por libre, absoluto y puro apartamiento de ti mismo
y de todas las cosas, arrojándolo todo y del todo, serás elevado
espiritualmente hasta el divino Rayo de tinieblas de la divina Supraessencia
".
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