La fe no es una teoría, un punto de vista o una
opinión sobre la existencia de Dios y su naturaleza, con la que se puede estar
de acuerdo o no. La fe es una opción personal, libre y ponderada ante la
disyuntiva sobre Dios. La fe es una primera toma de contacto con el Otro que, si
es exitosa , marca indeleblemente toda la vida y condiciona el comportamiento
del individuo, hasta el fin : << Abraham, apoyado en la esperanza, creyó,
contra toda esperanza, que llegaría a ser padre de muchas naciones, según
lo que se le había dicho>> .
Nuestra
fe va más allá de aquella de Abraham, porque la Historia de la Salvación ha
progresado y nos ha sido revelado un misterio que Abraham desconocía: la
Encarnación. Si a Abraham la fe en Dios le fue reconocida para hacerlo justo,
también. << Y no solo por él está
escrito: ”Le valió” sino también por nosotros a quienes nos valdrá si creemos
en el que resucito de entre los muertos a nuestro Señor Jesús>>. Si
Abraham vio trastornada por completo su vida por haber creído en Dios, más
nosotros, que hemos creído en Dios y en Aquel a quien él ha enviado. O como lo
vivió Mateo, cuando Jesús le dijo: << Ven conmigo. Se levantó y se fue
con Jesús >>. También él, como Abraham, vio cambiada enteramente su vida.
La debilidad humana
tiene el poder de desvirtuar las cosas más sagradas; entre ellas la fe ,
reduciéndola a menudo a fórmulas abstractas y rituales sin vida , para
convencernos a nosotros mismos, de que es así como agramamos a Dios. En este caso nuestra fe ha perdido su valor
y su finalidad, porque la hemos desvinculado del amor, que es su objetivo
propio. Por eso, Jesús, recordando el profeta Oseas, dic: <<Aprender qué
significan aquellas palabras: "Lo que yo quiero es amor y no sacrificios".
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